30/8/11

UN AGRADECIMIENTO QUE PERDURA EN EL TIEMPO

"Es tanto el agradecimiento que yo siento por la Cruz Roja que no me cabe en el pecho", son las palabras de Silvia Marcela Muriel Zapata, una mujer quien hace ya más de 13 años encontró en la Cruz Roja Colombiana Seccional Antioquia ese apoyo incondicional que sólo un verdadero amigo puede ofrecer.

Fue a finales del año 1996 cuando a su madre Martha Zapata Henao le diagnosticaron un cáncer de seno, enfermedad que avanzo rápidamente haciendo que Silvia se encargara del cuidado de su madre a tiempo completo. En ese momento, una amiga de su familia le mencionó sobre un programa que tenía la Seccional Antioquia que, para aquel entonces, se llamaba "Pacientes Terminales" con el cual, ayudaba tanto a la persona que padecía la enfermedad, como a su familia brindándole un apoyo y acompañamiento psicológico.

De esta forma, se contactó con la Institución y fue así como los Voluntarios encargados de desarrollar tan altruista labor, sin falta todos los sábados, llegaban a atender a su madre con medicinas y con una sonrisa cálida hasta el barrio París; luego de un tiempo, doña Martha, perdió su batalla contra esta enfermedad silenciosa pero mortal. Aquí, el equipo de la Institución, la acompañó durante su duelo y dio por terminada su misión.
Tiempo después la muerte rondo nuevamente a su familia, esta vez fue su abuelo Emilio Zapata quien fue diagnosticado con cáncer de próstata, una vez más la Cruz Roja Colombiana Seccional Antioquia atendió su llamado, los Voluntarios acompañaron este proceso, brindándole las medicinas que estaban a su alcance y los cuidados para este tipo de pacientes, así como las palabras de apoyo y ayuda psicológica a su familia para sobrellevar el duelo después de que este falleciera.


Después de 13 años, Silvia emprendió una búsqueda, decidida a contactarse con la Cruz Roja Colombiana Seccional Antioquia y con el programa de "Asistencia Paliativa a Pacientes con Enfermedad en Fase Terminal", el cual cumple 23 años de estar prestando este servicio a todos los antioqueños. No tardo mucho tiempo para que lograra contactarse sin problema con los empleados de la Institución, quienes atendieron su solitud; días después llegaron hasta su hogar en el barrio Altos de París, donde una de las Voluntarias que años atrás acompañó a su familia por estas difíciles etapas de perdida, "recordaba como aquella casa parecía haberse detenido en el tiempo, todo estaba igual a como lo había conocido con sus compañeros años atrás".
Cuando el personal de la Institución se reencontró con Silvia su alegría y las lágrimas transmitían un sentimiento inundado de nostalgia, amor, agradecimiento. Con gran amabilidad y entusiasmo su familia abrió las puertas de su hogar, alrededor de estos personajes vestidos de azul se escucharon historias de la época en que su madre y su abuelo vivían, recuerdos de aquellas visitas y fotografías de sus seres queridos fallecidos, su vida después de estas pérdidas y, los cambios y vivencias de su familia en estos últimos años.


Es difícil expresar el sentimiento que produce ver la gratitud infinita de una familia con recuerdos imborrables de la Seccional Antioquia, remembranzas que reflejan un profundo afecto por una Institución que ha dejado una huella en el corazón de estas personas. Experiencias de este tipo son las que motivan y permiten seguir trabajando día a día a todas las personas que dedican un poco de su tiempo para socorrer a los demás.
Gracias al programa "Asistencia Paliativa" muchas personas que padecen enfermedades terminales han contado con un acompañamiento desinteresado e incondicional, medicinas y apoyo psicológico para el paciente y sus familias… un servicio tan humano, que permanece en el corazón y en la memoria de quienes lo reciben.

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